Magnificat de MONTEVERDI


Estamos cerca de semana santa, este año 2024 se nos adelanta la fiesta religiosa por excelencia. Hoy me he despertado con ganas de poner en casa música que nos acerque algo al cielo. He rescatado de mi colección al maestro Monteverdi. Son muchísimas las obras famosas del maestro lombardo, nacido en Cremona a mediados del siglo XVI. Representante la música barroca temprana y de alguna manera y a la vez, del renacimiento tardío, y muy poco reconocido en comparación con otros celebérrimos autores de la época y posteriores a él. Son muchas las obras que nos dejó, quizá la más afamadas y más conocidas: -La coronación de Popea; – La fábula de Orfeo; -El regreso de Ulises; – Il combatimiento di Tancredi e Clorinda.

Mientras escribo estas líneas, creo que es la tercera o cuarta vez seguida que escucho el “Magnificat” escrito por Monteverdi, sobre el 1610.  ¿Qué es el Magnificat? Un género musical de polifonía vocal religiosa, como lo puede ser la cantata u otros tantos. A diferencia de otros género musicales religiosos que eran más usados en el año litúrgico, el Magnificat solo lo era en festividades religiosas extraodinarias.  En el libro de “Las buenas y loables costumbres” de la catedral de Granada, redactadas de 1492 a 1507, citan la entonación de los Magníficat “a canto de órgano” los domingos de Pascua, las fiestas Domini Sabaoth, los días de “Nuestra Señora de holgar” y en las otras fiestas dobles mayores de guardar a primeras y segundas vísperas. En las dobles mayores que no son de guardar, sólo en las primeras vísperas. (Torres. “El ceremonial de Granada”p.225).

Son muchos los autores del renacimiento y barroco que escribieron este tipo de música polifónica, en España los más representativos nuestros grandes autores Cristóbal de Morales (cuyos Magnigicat tuvieron un éxito sin precedentes durante el siglo XVI) o Tomás Luis de Victoria, o Aguilera de Heredia. Y a nivel internacional otros tantos, y el más representativo y conocido, J.S. Bach.

En la evolución de los Magnificat, se puede advertir como en sus inicios y evolución, se trata de obras que apenas tienen acompañamiento de ningún tipo órgano musical, la producción musical depende solo y exclusivamente de varias líneas melódicas o voces, principales y de acompañamiento que generan la obra en sí, aquí un ejemplo de una obra de nuestro Cristóbal de Morales (1500-1553):


Posteriormente, autores como Monteverdi (1567-1643), crean obras de arte como su Magnificat:

Ya podemos oír no solo una magnífica y extraordinaria conjunción de voces, sino el acompañamiento de un único instrumento, el órgano.

Posteriormente, J.S. Bach (1685-1750), en pleno Barroco, compone su famosa Magnificat, publicada en 1723, para coro a cinco voces, reescribe la obra inicialmente escrita en mi bemol, para adaptarla a la tonalidad de re mayor e introduce trompeta y otro tipo de instrumentos. Es una de las obras religiosas más interpretadas de todos los tiempos:


Vista la evolución en el tiempo del Magnificat, en el tiempo, me paro en la creada por Monteverdi. Es una obra excelsa donde las haya. Coro a 6 voces, acompañadas por un único órgano. La majestuosidad y la magia del contrapunto de esta fabulosa obra nunca dejan de sorprender y se trata de una interpretación muy excelente, que hace un uso efectivo de los efectos espaciales que son una parte integral de la arquitectura de la música, el coro canta con habilidad virtuosa y pureza de actuación.

El dialogo entre las dos voces a partir del minuto 8, el acompañamiento coral, el seguimiento, la música del órgano. Un excelso viaje, en una obra de escasos 20 minutos, donde disfrutar desde el el responsorio inicial, pasando por salmos y motetes hasta el himno final.

La obra sorprende por la opulencia de su sonido. Cuando Monteverdi terminó la obra todavía trabajaba en la corte ducal de Mantua. Nadie sabe si fue realmente interpretada en Mantua o si fue escrita con la intención de ser empleada en otro lugar – Venecia o quizás incluso Roma (la publicación fue dedicada al Papa Pablo V). En cualquier caso, debe haber servido bien a Monteverdi cuando solicitó y ganó el prestigioso puesto de maestro di cappella en la Basílica de San Marcos en Venecia en agosto de 1613.

La obra tiene una belleza impresionante, y la técnica permite a Monteverdi construir una enorme estructura que va más allá de todo lo que sus contemporáneos fueron capaces de lograr.

Algunos detalles mientras se escucha:

  • La «Nigra sum» (la única canción en solitario en las Vísperasy «Pulchra es» son escenarios de la poesía sensual del Cantar de los Cantares, poesía que durante mucho tiempo se había asociado alegóricamente con María.
  • En «Duo serafín»,dos ángeles, cantados por dos tenores, se llaman entre sí a través del vasto espacio. Cuando el texto se vuelve hacia la Trinidad, un tercer tenor se une a ellos; y en las palabras, «estos tres son uno», las tres voces se unen en una sola nota.
  • El «Audi coelum» presenta un maravilloso juego de palabras: desde la distancia, un tenor se hace eco de las terminaciones de las frases del otro, y al hacerse eco sólo de una parte de la última palabra, forma una nueva palabra como respuesta al primer tenor.
  • La Sonata sopra Sancta Maria es la única pieza instrumental real de todas las Vísperas. A medida que se desarrolla la virtuosa música instrumental, las sopranos del coro repiten una frase de canto once veces sobre una música que varía constantemente.

Íntimo, grandioso, dramático, exaltado y sensual, esta obra de Monteverdi, ofrece una vertiginosa variedad de texturas y sonoridades en una brillante escritura instrumental, opulentos coros y conmovedoras arias solistas y dúos.


ANTONIO GUTIÉRREZ ALONSO

Granada a 10 de febrero de 2024